13 de mayo de 2007

EL LOCO

Alguna ocasión perdido por el estado de Guanajuato, me hallé dentro de una casa de la cultura. Era tarde y estaban a tres minutos de cerrar, quiso la loca suerte que me permitieran la entrada, eso y el hecho de que dije que era un turi-reportero, palabra que hasta el día de hoy no sé qué significa(o quizá, como diría un buen tipo de otro blog, un reportero turista pero más chingón).

Fabulas

EL ÁGUILA Y EL HALCÓN

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que, una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

- Nos amamos- empezó el joven

- Y nos vamos a casar- dijo ella.

- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.

- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.

- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. - Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte. - Por favor- repitieron, ¿Hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra. - Hay algo... -dijo el viejo después de una larga pausa-; pero no sé... es una tarea difícil y sacrificada.

- No importa- dijeron los dos.

- Lo que sea- ratificó Toro Bravo.

- Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿Ves el monte al norte de nuestra aldea?

- Sí

- Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena.

- ¿Comprendiste?

La joven asintió en silencio.

- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más bravía de todas las aguilas; y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta... Salgan ahora.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto? preguntó el brujo.


- Sin duda; aquí están... Cómo lo pediste... ¿Y ahora? -preguntó el joven- ¿Los mataremos y beberemos el honor de su sangre?

- No -dijo el viejo-.

- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor de su carne? -preguntó la joven. - No -repitió el viejo- Hagan lo que les digo; tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron las aves. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre ellas hasta lastimarse.

- Este es el conjuro, Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes, como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro.

Si quieren que el amor entre ustedes dure.....


"Vuelen juntos pero jamás atados"


EL CORAZÓN MÁS HERMOSO

Un día un hombre joven estaba parado en el medio de la ciudad que proclamaba que él tenía el corazón más hermoso en el valle entero.

Una muchedumbre grande recolectó y todo el admirado su corazón para él eran perfectos. No había una marca o un defecto en él. Sí, convinieron todo lo que era verdad el corazón más hermoso que habían visto siempre. El hombre joven era muy orgulloso y se jactó más en alta voz de su corazón hermoso.

Repentinamente, un viejo hombre apareció en el frente de la muchedumbre y dijo, “porqué tu corazón no es casi tan hermoso como el mío.” La muchedumbre y el hombre joven miraban el corazón del viejo hombre. Batía fuertemente, pero por completo de cicatrices, tenía lugares en donde los pedazos habían sido quitados y otros pedazos habían sido puestos adentro, pero no cupieron absolutamente a la derecha y había varios bordes dentados. De hecho, en algunos lugares había formones profundos donde estaban que falta los pedazos enteros.

La gente miró fijamente “cómo puede él dice que su corazón es más hermoso?” pensaron.

El hombre joven miraba el corazón del viejo hombre y vio su estado y rió. “Debes bromear,” él dijo. “Comparar tu corazón con el mío, la mina es perfecta y el tuyo es un lío de cicatrices y se rasga.”

“Sí,” dijo a viejo hombre, “el tuyo es el mirar perfecto pero nunca negociaría con ti. Ves, cada cicatriz representa a persona a quien ha dado mi amor - yo rasgar hacia fuera un pedazo de mi corazón y daroslo, y a menudo me dan un pedazo de su corazón que quepa en el lugar vacío en mi corazón, pero porque los pedazos no son exactos, tengo algunos bordes ásperos, que acaricio, porque me recuerdan el amor compartimos.”

“He dado a veces pedazos de mi corazón lejos, y la otra persona no me ha vuelto un pedazo de su corazón. Éstos son los formones vacíos - dar amor está tomando una ocasión. Aunque estos formones son dolorosos, permanecen abiertos, recordándome el amor que tengo para esta gente también, y espero que puedan volver y llenar algún día el espacio tengo esperar. Tan ahora ves cuáles es la belleza verdadera?”

El hombre joven estaba parado silenciosamente con los rasgones que funcionaban abajo de sus mejillas.

Él caminó hasta el viejo hombre, alcanzó en su corazón joven y hermoso perfecto, y rasgó un pedazo hacia fuera. Él lo ofreció al viejo hombre con las manos del temblor. El viejo hombre tomó su ofrecimiento, lo puso en su corazón y entonces tomó un pedazo de su viejo corazón marcado con una cicatriz y lo puso en la herida en el corazón del hombre joven. Cupo, pero no perfectamente, como había algunos bordes dentados.

El hombre joven miraba su corazón, para no perfeccionar más pero más hermoso que siempre, puesto que el amor del corazón del viejo hombre fluyó en el suyo.

Abrazaron y caminaron lejos de lado a lado.