Brilla, brilla más que el mío –Me dijo sonriente mientras veía mi sortija de boda-.
Es mí culpa –respondí intentando emular el dibujo de sus labios, pero el grueso de los míos jamás tendrán esa perfección que ella alcanza cuando afirma que es venenito puro-. Lo que pasa es que yo te amo más.
Jajaja –rió alegre y conmovida-. Mira Constantino –Se expresó seria al tiempo que me observaba fijamente a los ojos y sin más me besó intensamente. No cabe duda, nuestro amor es mutuamente loco.