Me pediste palabras escritas y rotundamente me negué hacerlo.
No lo has entendido y es momento de explicarte el por qué…
Soy un redactor mental que ya no necesita de papel para transcribir
mis sentimientos e ideas, mi corazón derrama tinta de amor por ti, pero no te
das cuenta porque insistes en ser un ente visual.
Empecinada presumida, no te das cuenta que yo estoy dentro
de otra línea expresiva. Aunque bien lo sabes, insistes en negar que somos diferentes.
Tú, una artista estancada en la apatía; yo, un apático con delirios de
grandeza.
Escribes sobre ti, sobre otros. Destruyes entre letras
impresas los demonios que alimentan tu veneno –tu esencia vital–; mientras, yo
sueño que la vida no es suficiente y me sumo en la pereza del tiempo.
Escucho canciones y te recuerdo en la lejanía de nuestros
deseos, aquellos que de niños nos inspiraban a crecer y ser los dueños del
mundo; te leo, me alegró, me satisfago pero también me deprimo y noto que soy y
no el responsable de tu desgraciada felicidad.
Por qué insistes tanto en ser tan terca, será acaso porque
soy tan necio que no escucho razones...
PD: Cogemos antes de morir??