27 de junio de 2007

あなたの記憶に… 歌

AVIÉNTAME
Café Tacuba

Abrázame y muérdeme
Llévate contigo mís heridas.
Aviéntame y déjame
mientras yo contemplo tu partida.
En espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mí.

Y ya te vas qué me dirás,
dirás: "Qué poco sabes tú decir".
Despídete, ya no estarás.
Al menos ten conmigo esa bondad.

Te extrañaré no mentiré
Me duele que no estés y tú te vas

Amárrame y muérdeme,
llévate contigo mis heridas;
murmúrame y ládrame,
grita hasta que ya no escuche nada...

Sólo ve cómo me quedo aquí esperando a que no estés
En espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi
En espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi...

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Increible como algunas personas, objetos o momentos te marcan la vida, esos detalles efímeros que sin más quedan guardados en la inconciencia de la cotidianidad, elementos cósmicos que se impregnan en la piel, en el pensamiento, en el mismísimo sentimiento.

Hace días en el metro, en relativa dimensión, te canturreaban en los labios de una simpática silueta desconocida. Me sorprendió encontrarte cuando no estaba pensado en ti y no pude evitar sonreir y mover la cabeza para despejar la tela del sueño.

Pero cerré los ojos y nuevamente me fugué en la fantasía de un mundo enteramente mío procurando escapar de los recuerdos, de los benignos recuerdos. Y no es que lamente el habernos conocido, sino haberme quedado con tantos recuerdos.

Sin embargo, de esta manera (Los recuerdos) entendí que la tristeza no se expone al sol, que la depresión no es un espectáculo sólo porque lleguen las moscas a deleitarse con la putrefacción del amor, porque así aprendí que los muertos no provocan siquiera la compasión de los enterradores.

No, no es que mis palabras y mis sentimientos sean pesimistas, sino que comprendí que uno sabe más de la vida cuando se queda solo porque todo se vuelve un poco más agrio que provoca que nuestros pensamientos, nuestros sentimientos sean presos de una ansiosa anarquía que logra el que queramos saber más acerca de la vida,buena o mala que más da, sólo conocer.

Terminaron de canturrearte en el subsuelo y salí de allí con un raro sabor de tu nombre para dirigirme a la estancia laboral rutinaria. Por la tarde y como hasta hace poco, salí a la calle y me sembré en el parque de los ajedrecistas a reflexionar sobre los preludios del amor y sus múltiples siluetas. Me sentí apenado al reconocer que apesar de los años no he sabido ser sabio con el tiempo y me dejé ganar como novato por un preludio inconcluso.

Pasé mucho tiempo mirando sin fines de parejas amorosas, tórtolos enamorados, varoniles dorsos y lo mejor la estética de inperfectas femeninas, el cielo, el agua turbia de la fuente, sin fines de jugadas y mates impresionantes, sin duda, todo fue para escaparme y olvidar que te quise tanto y confirmar que no regresarías.

Lo peor del desamor es la duda porque de pronto no sabes si lo que pasó fue una realidad o si fue una realidad inventada para sentir cariño durante el trayecto de un viaje astral y pasional que podía transportarte a los pocos lugares donde era un gusto estar, detrás de ti, dentro de ti, arriba de ti, abajo de ti.

A pesar de todo, aprendí que hasta el desamor tiene fecha de caducidad cuando llegan nuevas esperanzas, nacientes ilusiones como para mí lo es ahora mi princesa de sangre, Banun.

¿Sabes? hoy quiero decirte que te abrigues bien, por los cambios bruscos del tiempo, que te vaya bien en la nueva etapa que emprendes.

Hoy sé que estás alegre, dichosa quizá... Tal vez eso debí preguntarte cuando estabamos juntos, ¿si eras feliz a mi lado? ... Pero no lo hice en su momento y ahora sería torpe preguntarlo porque si antes hubo poco tiempo para encontrar respuestas, hoy es el momento en que ya volteamos la página y dimos esto por terminado.

Gracias gran amiga, cuídate mucho y no dejes nunca que muera tu luz. Algún día nos volveremos a ver en algún lugar de alguna parte, hasta entonces...