24 de abril de 2007

Banun de Sangre

Durante la espera de tus labios mi mente entró en un letargo de inspiración. Tu respuesta repetitiva e indecisa sólo consiguió enclaustrarme en un mutismo sin sentido.

En el vaivén del tiempo no era difícil imaginar tu cuerpo, labios, caricias, ideas, tus fantasías compartidas a mi lado. Sin embargo, las palabras anheladas hasta el final fueron pronunciadas. Te entregué el amor, pasión e ilusiones y los rechazaste por miedo, por inseguridad, no lo sé. Y estanqué los sentimientos con los deseos.

Soy sincero, no me cansé ni aburrí, sólo me perdí en la espera y maté mis ideas y el cariño se opacó hasta dejar de latir.

No esperaba nada, a nadie... ni a ti te recordaba y aunque te veía periódicamente no sabía quién eras. Dejaste de ser mi amiga, mi amante, mi novia secreta, dejaste de ser de sangre y sólo eras la sombra de un recuerdo. Me alejaste o me alejé eso ya no tiene importancia...

Y en compañía de la calida soledad alguien apareció...

No la esperaba, ella estaba ahí y no la veía, creo que ella tampoco llegó a pensar que nuestra amistad nos llevara a una relación sentimental.

Es una mujer grandiosa, inteligente, honorable, entregada, sencilla pero única, llena de cualidades especiales --no, no puede ser sencilla-- es la mejor mujer, una cabrona irremediable, musa perfecta que me resucitó de entre las penumbras del tedio.

Soy feliz con ella y lo sabes porque me conoces... No, no sé cuánto tiempo funcione y ni siquiera lo pienso. Porque el amor y el cariño dura el tiempo que debe ser o no lo crees.

Ahora iniciamos juntos algo nuevo, crecimos a nuestro modo y vemos el mundo en perspectivas diferentes. Yo crecí en un tiempo muerto, ella en una dimensión inexacta a su generación.

6 de abril de 2007

Demente Solitario

-Parafraseando a Elías Nandino-
Esta noche tengo muchas ganas de no hablarle a la soledad, sino de pláticar con alguien a quien estimo. Un sentimiento que no me explico, pero sé que está ahí.

Esta noche te diré que hay veces en que siento separarme, como dividido en dos, a él, lo dejo dormido para no decirle adiós. que muchas veces me prendo en el anhelo de sorprender un lugar, que no sé como se llame, ni por dónde quede, pero lo encuentro.

Y sabes?, soy feliz sin el otro que me llega a cansar y a solas, en mi dimensión, me digo:
Me he fugado y no sé más. Tal cual despierto sobre una cama muy distinta a la mía. Es otro cielo, otras ventanas, una luz distinta de un sol distinto. Y en esos momentos también siento miedo, por no saber si sueño o estoy despierto, o de llegar a creer que no soy el que me siento.

Muchas veces no tengo ganas de reconocerme porque vine a escondidas de un chico que vive en la ciudad, que vive en la casa que yo habito, que se llama como yo, y hasta tiene mi misma edad, mas no así los días en que vivo sin él, cuando estoy a solas.

Cuando sé que lo voy a volver a ver me pregunto: cómo será. qué edad tendrá para ese momento. Porque para esos instantes de lucides yo estoy desnudo de recuerdos, mientras que él se nota que me recuerda cada vez más. Pero yo me siento sano de cuerpo y alma; él no sé cansa de llorar.

Así cuando aprecio esa escena, se me antoja vivir en la paz de mi ausencia, y no volver a encontrarme con esa mitad que está en la ciudad. Pero lo doloroso es descubrirme en la horrorosa realidad de que tan sólo ha sido un minuto lo que me he escapado y vuelto a captuar.

Regularmente así me fugo de mi, así soy muy adentro y no te pido que lo entiendas, sino que me comprendas, que te comprendas. Y es que no quiera decirte quién soy, pero en mis palabras te darás cuenta que tan sólo soy un miedoso.

Que tengo miedo de ti, de mí, del mundo del aire, del amor, de la sombra, de todo. Miedo del miedo, miedo a caer sin nombre, sin memoría, sin cuerpo. y aunque sonase contradictorio, de extraviarme sin memoria y sin cuerpo, en la eternidad del olvido y el silencio de la estruendosa realidad.

Yo no sé qué es lo que ves a través de tus ojos y cómo es que lo observas, porque yo no soy tus ojos navegando por mirar la locura de los míos. Y porque sé que no es así, pues no hay un libro que hable sobre mi

Y por eso he creido necesario escribir esto, para que comprendas que la diferencia entre la locura y yo es que ella es más cuerda que mi sicópata mente. Por eso no te extrañes si soy distante o tan sólo soy Paul. Demente solitario.